jueves, 6 de febrero de 2020

La verdad y la mentira

Cuenta una leyenda que un día la verdad y la mentira se cruzaron:

– Buenos días- dijo la mentira.

– Buenos días- contestó la verdad.

– Hermoso día- dijo la mentira.

Y la verdad, miró al cielo y oteó el horizonte para ver si era verdad… Y sí, lo era.

– Hermoso día- contestó entonces la verdad.

– Aún más hermoso está hoy el lago- dijo la mentira.

Y la verdad, miró y requetemiró al lago para convencerse de que era verdad… Y sí, lo era.

– Cierto, está más bonito- dijo entonces la verdad.

Y la mentira, corriendo hacia el agua, dijo:

– ¡Vayamos al agua a nadar! ¡El agua está mucho más hermosa!

La verdad se acercó con prudencia al agua, la tocó con la yema de los dedos, vio que sí, el agua estaba más hermosa, y decidió creer a la mentira y seguirla.

Ambas se quitaron la ropa y se lanzaron al agua. La verdad y la mentira estuvieron nadando un buen rato, muy a gusto, hasta que la mentira salió y se puso la ropa de la verdad. La verdad, incapaz de ponerse la ropa de la mentira, comenzó a caminar desnuda por la calle y todos se horrorizaron de verla.

Así es cómo, desde entonces, la mayoría de personas prefieren ver la mentira disfrazada de verdad que la verdad al desnudo.

Cuento anónimo.

Raycherokee10, saludos.

jueves, 1 de agosto de 2019

Dibujo y diseño en ingenieria



Les comparto este genial libro sobre diseño y dibujo en ingeniería, prepara a los estudiantes para realizar su carrera en la industria, el dibujo técnico siempre es fundamental para todo ingeniero y en esta obra se trata el tema abundantemente y aunque es relativamente viejo (sobre todo el tema cad en el libro) todo lo técnico sigue siendo valido y se sigue aplicando hoy en día.


 Si estas interesado en esta publicacion, con gusto te paso el link para su descarga, solo en el area de comentarios pasame tu correo y a la brevedad posible me comunicare contigo.

Espero y les resulte de su agrado.

Raycherokee10

martes, 23 de abril de 2019

Cass, La chica mas guapa de la ciudad.


Cuento genial de Charles Bukowski.
La chica mas guapa de la ciudad.


Cass era la más joven y la más bella de cinco hermanas. Cass era la chica más guapa de la ciudad. Medio aindiada, con un cuerpo extraño y flexible; un cuerpo de serpiente fiera con ojos a juego. Cass era fuego fluido en movimiento. Era como un espíritu atrapado en una forma incapaz de contenerla. Su pelo era negro y largo y sedoso y ondulaba por ahí tal como lo hacía su cuerpo. Su espíritu estaba siempre demasiado alto o demasiado bajo. No había punto medio para Cass. Algunos decían que estaba loca. Los aburridos lo hacían. Los aburridos nunca entenderían a Cass. Para los hombres ella era simplemente una máquina de sexo, y en realidad no les importaba si estaba loca o no. Y Cass bailaba y coqueteaba y los besaba, pero, a excepción de una vez o dos, cuando era hora de hacerlo con Cass ella siempre se escabullía, los eludía.
Sus hermanas la acusaban de desperdiciar su belleza, de no usar lo suficiente la cabeza, pero Cass tenía mente y espíritu; ella pintaba, bailaba, cantaba, hacía cosas con arcilla, y cuando la gente estaba lastimada, de espíritu o de cuerpo, Cass sufría profundamente por ellos.
Su mente era distinta; simplemente impráctica. Sus hermanas estaban celosas porque ella atraía a sus hombres, y estaban enojadas porque sentían que no sacaba el mejor provecho de ellos. Tenía el hábito de ser amable con los más feos; los hombres guapos la aburrían. “No tienen agallas”, decía, “cuentan demasiado con esos pequeños y perfectos lóbulos y esas bien formadas aletas de la nariz… pura superficie, sin entrañas…”.
Su temperamento era cercano a la locura, algunos lo llamarían locura. Su padre murió alcoholizado y su madre huyó, abandonándolas. Fueron a parar donde un familiar que las llevó a un convento. El convento era un lugar triste, más para Cass que para sus hermanas. Todas las chicas estaban celosas de ella, y había peleado con la mayoría. Tenía cicatrices de hojillas en todo el largo de su brazo izquierdo, producto de defenderse en dos peleas. También tenía una cicatriz en la mejilla izquierda, pero más allá de afearla, parecía embellecerla.
La conocí en el bar West End, cuando había apenas salido del convento. Por ser la más joven, fue la última en ser liberada. Simplemente entró y se sentó a mi lado. Yo era, probablemente, el hombre más feo de la ciudad y puede que tuviese algo que ver con eso.
“¿Bebes?” le pregunté.
“Claro, ¿por qué no?”
No creo que hubiese nada de inusual en nuestra conversación esa noche, simplemente ese era la sensación que Cass me transmitía. Ella me había elegido y era tan simple como eso. Sin presiones. Le gustaron sus bebidas y tomó varias. No parecía ser mayor de edad pero de igual manera le servían. Tal vez había olvidado su identificación, no lo sé. De cualquier manera, cada vez que volvía del baño y se sentaba a mi lado tengo que admitir que sentía algo de orgullo. No era tan solo la mujer más bella de la ciudad sino una de las más hermosas que yo había visto nunca.
Le rodeé la cintura con el brazo y la besé.
“¿Piensas que soy bonita?” me preguntó.
“Sí, claro, pero hay algo más… hay algo más allá de tu apariencia…”
“La gente siempre está acusándome de ser bonita. ¿Realmente crees que soy bonita?”
“Bonita no es la palabra, difícilmente te hace justicia.”
Cass alcanzó su bolso. Pensé que buscaba su pañuelo. Sacó un alfiler largo, de esos para fijar sombreros. Antes de que pudiese detenerla se clavó el alfiler en la nariz, atravesándola de lado a lado, justo encima de las aletas. Sentí asco y terror. Ella me miró y se rió.
“¿Todavía crees que soy bonita? ¿Qué piensas ahora, hombre?”
Le saqué el alfiler y detuve el sangrado con mi pañuelo. Varias personas, incluyendo el bartender, habían presenciado la escena. El bartender se acercó:
“Mira,” le dijo a Cass “lo haces de nuevo y te vas. No necesitamos tus actuaciones aquí.”
“Vete a la mierda, hombre.” le respondió.
“Haz que se comporte.” me dijo el bartender.
“Estará bien.” dije.
“Es mi nariz, puedo hacer lo que quiera con mi nariz.”
“No.” le dije “Me hace daño.”
“¿Me estás diciendo que te duele cuando me clavo una aguja en la nariz?”
“Sí, me duele. De verdad.”
“Está bien, no lo vuelvo a hacer. Anímate.”
Me besó sonriente mientras sostenía el pañuelo contra su nariz. Nos fuimos a mi casa cuando cerraron. Tenía algo de cerveza y nos sentamos a hablar. Fue ahí donde comencé a percibirla como una persona llena de amabilidad y preocupación. Se entregaba a sí misma sin darse cuenta. Y al mismo tiempo se refugiaba en zonas de salvaje incoherencia. Shitzi. Una hermosa y espiritual Schitzi. Tal vez algún hombre, algo, la arruinaría para siempre. Esperé no ser yo. Nos fuimos a la cama y luego de apagar las luces Cass me preguntó:
“¿Cuándo lo quieres? ¿Ahora o en la mañana?”
“En la mañana.” Le dije y me volteé de espaldas.
En la mañana me levanté e hice un par de cafés, le llevé uno a la cama. Ella se rió.
“Eres el primer hombre que lo ha rechazado en la noche.”
“Está bien.” Le dije “No tenemos que hacerlo.”
“No, espera, ahora quiero. Déjame refrescarme.”
Cass entró en el baño y salió poco después, maravillosa; su pelo largo y negro brillando, sus ojos y labios brillando, ella brillando… Mostraba su cuerpo calmadamente, como se muestran las cosas buenas. Se metió bajo las sábanas.
“Ven, amor mío.”
Me metí a su lado. Besaba con abandono pero sin prisa. Dejé que mis manos recorrieran su cuerpo, se metieran entre su pelo. La monté. Era caliente y estrecha. Comencé a moverme suavemente, queriendo que durase. Me miraba directamente a los ojos.
“¿Cómo te llamas?” le pregunté.
“¿Qué maldita diferencia hace?” me preguntó.
Me reí y continué. Luego se vistió y la llevé de nuevo al bar, pero era difícil olvidarla. No estaba trabajando por lo que dormía hasta las 2, luego me despertaba y leía el periódico. Estaba en la bañera cuando ella entró con una hoja grande ¾una oreja de elefante.
“Sabía que estarías en la bañera,” dijo “así que te traje algo para cubrir esa cosa, hijo de la naturaleza.”
Me arrojó la hoja de elefante.
“¿Cómo sabías que iba a estar en la bañera?”
“Lo sabía.”
Casi todos los días Cass llegaba cuando estaba en la bañera. Eran horarios distintos pero casi nunca se equivocaba, y siempre traía consigo la hoja de elefante. Y luego hacíamos el amor.
Una o dos noches me llamó por teléfono y tuve que pagar la fianza para sacarla de la cárcel por ebriedad y peleas.
“Esos hijos de puta.” decía “Sólo porque te compran un par de tragos piensan que pueden quitarte los pantalones.”
“Una vez que aceptas un trago creas tú misma el problema.”
“Pensé que estaban interesados en mí, no sólo en mi cuerpo.”
“Yo estoy interesado en ti y en tu cuerpo. Dudo, por otra parte, que la mayoría de los hombres puedan ver más allá de tu cuerpo.”
Dejé la ciudad por seis meses, deambulé por los alrededores, volví. Nunca olvidé a Cass, pero habíamos tenido una especie de discusión y yo tenía ganas de ponerme en marcha. Cuando volví imaginé que se había ido, pero no había pasado ni 30 minutos en el West End y ella entró y se sentó a mi lado.
“Bueno, bastardo, veo que volviste.”
Ordené una bebida, luego la miré. Tenía un vestido de cuello alto. Nunca la había visto con algo parecido, y bajo cada ojo, clavados, estaban dos alfileres con cabezas de cristal. Solo podías ver las cabezas, pero los tenía clavados en la cara.
“Maldita, ¿todavía intentas destruir tu belleza, no?”
“No, es la moda, tonto.”
“Estás loca.”
“Te he extrañado.” me dijo
“¿Hay alguien más?”
“No, no hay nadie más. Solo tú. Ahora trabajo, cuesta diez  dólares, pero para ti es gratis.”
“Quítate los alfileres.”
“No, es la moda.”
“Me ponen muy triste.”
“¿Estás seguro?”
“Claro que estoy seguro.”
Cass se sacó las agujas lentamente y las guardó en su bolso.
“¿Por qué peleas con tu belleza?” le pregunté “¿Por qué no vives con ella y ya?”
“Porque la gente cree que es todo lo que tengo. La belleza no es nada, no dura. No sabes lo afortunado que eres al ser feo, porque si la gente te quiere, sabes que es por otra cosa.”
“Ok.” dije “Soy afortunado.”
“No quiero decir que seas feo, la gente lo piensa. Yo creo que tienes una cara fascinante.”
“Gracias.”
Tomamos otro trago.
“¿Qué estás haciendo?” me preguntó.
“Nada. No puedo hacer nada. No tengo interés.”
“Yo tampoco. Si fueses mujer podrías ser puta.”
“No creo que podría mantener contacto con tantos extraños. Es agotador.”
“Tienes razón, es agotador. Todo es agotador.”
Nos fuimos juntos. La gente miraba a Cass por la calle. Era una mujer hermosa, tal vez más hermosa que nunca. Llegamos a mi casa y abrí una botella de vino y hablamos. Entre Cass y yo las cosas eran fáciles. Ella hablaba un rato y yo escuchaba y luego hablaba. Nuestra conversación fluía, parecíamos descubrir secretos juntos. Cuando descubríamos uno bueno Cass reía con esa risa ¾de la única forma en que sabía. Era como una alegría fogosa. Mientras hablábamos nos besábamos y nos acercábamos más y más. Luego nos calentábamos y decidíamos irnos a la cama. Fue luego, cuando Cass se quitó el vestido de cuello alto, que la vi ¾la fea y áspera cicatriz cruzándole la garganta. Era larga y gruesa.
“Maldita seas” le dije desde la cama “Maldita seas ¿qué hiciste?”
“Lo intenté con una botella rota una noche. ¿Ya no te gusto? ¿Todavía soy bonita?”
La atraje hacia la cama y la besé. Se alejó riendo.
“Algunos hombres me pagan los diez y me desvisto y luego ya no quieren hacerlo. Me quedo con los diez. Es muy gracioso.”
“Sí” le dije “No puedo parar de reírme… Cass, perra, te amo… deja de destruirte; eres la mujer más viva que he conocido.”
Nos besamos de nuevo. Cass lloraba silenciosamente. Podía sentir las lágrimas. El largo cabello negro yacía a mi lado como una bandera de muerte. Nos juntamos e hicimos el amor de forma lenta, sombría y maravillosa. En la mañana Cass se levantó para hacer el desayuno. Parecía calmada y feliz, hasta cantaba. Me quedé en la cama disfrutando de su felicidad. Finalmente se acercó a la cama y me sacudió.
“¡Despierta, bastardo! ¡Échate agua fría en la cara y en el pajarito y ven a disfrutar el festín!”
La llevé a la playa ese día. Era un día de semana y todavía no era verano así que todo estaba espléndidamente desierto. Los vagabundos de la playa, con sus harapos, dormían en el césped que nacía sobre la arena. Otros estaban sentados en bancos de piedra compartiendo una botella solitaria. Las gaviotas sobrevolaban distraídas. Ancianas de 70 u 80 discutían, sentadas en los bancos, si vender propiedades dejadas por sus esposos, asesinados hace mucho tiempo por el ritmo y la estupidez de la supervivencia.
Todo esto hacía que se respirara paz en el aire y caminamos y nos estiramos en el césped y no dijimos demasiado. Simplemente se sentía bien estar juntos. Compré un par de sándwiches, unas papas y bebidas y nos sentamos a comer en la arena. Luego abracé a Cass y nos dormimos como por una hora. De alguna manera era mejor que hacer el amor. Era un flujo sin tensiones.
Cuando nos despertamos volvimos a mi casa y cociné la cena.  Luego de comer le sugerí que viviésemos juntos. Esperó un largo tiempo, mirándome, y luego lentamente dijo “No.”
La llevé de nuevo al bar, le compré un trago y me fui. Conseguí un trabajo como parquero en una fábrica así que al día siguiente y el resto de la semana estuve trabajando. Estaba demasiado cansado pero el viernes fui al West End. Me senté y esperé a Cass. Las horas pasaban. Luego de que estuviera lo bastante borracho el bartender me dijo:
“Lo siento por tu novia.”
“¿Qué pasó?” pregunté.
“Lo siento ¿no lo sabías?”
“No.”
“Suicidio. La enterraron ayer.”
“¿Enterraron?” pregunté. Parecía que en cualquier momento fuese a entrar por la puerta. ¿Cómo podía haberse ido?
“Sus hermanas la enterraron.”
“¿Un suicidio? ¿Te importaría decirme cómo?”
“Se cortó la garganta.”
“Ya veo. Dame otro trago.”
Bebí hasta que cerraron. Cass era la más hermosa de cinco hermanas, la chica más bella de la ciudad. Logré manejar hasta mi casa y seguía pensando, debí de haber insistido en que se quedara conmigo en vez de conformarme con ese “No.”. Todo decía que yo le había importado. Simplemente había sido demasiado indeciso al respecto, demasiado flojo, demasiado despreocupado. Me merecía mi muerte y la de ella. Yo era un perro. No. ¿Por qué culpar a los perros?
Me levanté y conseguí una botella de vino que bebí entera. Cass, la chica más hermosa de la ciudad, estaba muerta a los 20 años. Afuera alguien tocaba la corneta con insistencia. Dejé la botella de vino y grité:
“MALDITO SEAS, HIJO DE PUTA, ¡CÁLLATE DE UNA BUENA VEZ!”
Y la noche siguió pasando y no había nada que yo pudiese hacer.

Espero y sea de su agrado.

Raycherokee10.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Libro certificacion de Hacking etico


Navegando por la red me encontré este librito, que es para estudiar y realizar la certificación de Hacking Etico de Ec-council(empresa que la imparte, de mucho prestigio). Y como hoy amaneci de buenas, pues se los comparto para los interesados.


Aquí en link(no crean que se me habia olvidado):

https://www.mediafire.com/file/kqt404sm9988ts2/Certified+Ethical+Hacking+v10-old.pdf


Espero y sea de su agrado.

Raycherokee10.



viernes, 10 de agosto de 2018

ASNOS ESTUPIDOS



Naron, de la longeva raza rigeliana, era el cuarto de su estirpe que llevaba los anales galácticos. Tenía en su poder el gran libro que contenía la lista de las numerosas razas de todas las galaxias que habían adquirido el don de la inteligencia, y el libro, mucho menor, en el que figuraban las que habían llegado a la madurez y poseían méritos para formar parte de la Federación Galáctica. En el primer libro habían tachado algunos nombres anotados con anterioridad: los de las razas que, por el motivo que fuere, habían fracasado. La mala fortuna, las deficiencias bioquímicas o biofísicas, la falta de adaptación social se cobraban su tributo. Sin embargo, en el libro pequeño nunca se había tenido que tachar ninguno de los nombres anotados. 

En aquel momento, Naron, enormemente corpulento e increíblemente anciano, levantó la vista al notar que se acercaba un mensajero. 

-Naron -saludó el mensajero-. ¡Gran Señor! 

-Bueno, bueno, ¿qué hay? Menos ceremonias. 

-Otro grupo de organismos ha llegado a la madurez. 

-Estupendo, estupendo. Hoy en día ascienden muy aprisa. Apenas pasa año sin que llegue un grupo nuevo. ¿Quiénes son? 

El mensajero dio el número clave de la galaxia y las coordenadas del mundo en cuestión. 

-Ah, sí -dijo Naron- lo conozco. 

Y con buena letra cursiva anotó el dato en el primer libro, trasladando luego el nombre del planeta al segundo. Utilizaba, como de costumbre, el nombre bajo el cual era conocido el planeta por la fracción más numerosa de sus propios habitantes. 

Escribió, pues: La Tierra. 

-Estas criaturas nuevas -dijo luego- han establecido un récord. Ningún otro grupo ha pasado tan rápidamente de la inteligencia a la madurez. No será una equivocación, espero. 

-De ningún modo, señor -respondió el mensajero. 

-Han llegado al conocimiento de la energía termonuclear, ¿no es cierto? 

-Sí, señor. 

-Bien, ese es el requisito -Naron soltó una risita-. Sus naves sondearán pronto el espacio y se pondrán en contacto con la Federación. 

-En realidad, señor -dijo el mensajero con renuencia-, los observadores nos comunican que todavía no han penetrado en el espacio. 

Naron se quedó atónito. 

-¿Ni poco ni mucho? ¿No tienen siquiera una estación espacial? 

-Todavía no, señor. 

-Pero si poseen la energía termonuclear, ¿dónde realizan las pruebas y las explosiones? 

-En su propio planeta, señor. 


Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó: 

-¿En su propio planeta? 

-Si, señor. 

Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última anotación en el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era muy sabio y capaz de ver lo inevitable, como nadie, en la galaxia. 

-¡Asnos estúpidos! -murmuró. 

FIN
 

ISAAC ASIMOV


Espero les resulte agradable, Raycherokee10.

martes, 16 de enero de 2018

Presento mi renuncia irrevocable a ser adulto



Por la presente presento mi renuncia a ser adulto.
He decidido aceptar la responsabilidad de tener 6 años nuevamente.
Quiero ir a McDonalds y pensar que es un restaurante de 5 estrellas.
Quiero navegar barquitos de papel en un estanque y hacer anillos
tirando piedras al agua.
Quiero pensar que los dulces es mejor que el dinero, pues se pueden comer.
Quiero tener un receso y pintar con acuarelas.
Quiero salir comodamente de mi casa sin preocuparme como luce mi cabello.
Quiero tener alguien que me arregle y me planche la ropa.
Quiero regresar a mi casa a una comida casera y que alguien corte mi carne.
Quiero tomar largos banos y dormir 10 horas todas las noches.
Quiero recostarme a la sombra de un viejo roble y vender limonada con
mis amigos en un dia caluroso de verano.
Quiero abrazar a mis padres todos los dias y enjugar mis lagrimas en
sus hombros.
Quiero regresar a los tiempos donde la vida era simple.
Cuando todo
lo que sabia eran colores, tablas de sumar y cuentos de hadas;
y eso no me
molestaba, porque no sabia que no sabia y no me preocupaba por no saber.
Cuando todo lo que sabia era ser feliz porque no sabia las cosas que
preocupan y molestan.
Quiero pensar que el mundo es justo.
Que todo el mundo es honesto y bueno.
Quiero pensar que todo es posible.
En algun lugar en mi juventud madure y aprendi demasiado.
Aprendi de armas nucleares, guerras, prejuicio, hambre y de ninos abusados.
Aprendi sobre las mentiras, matrimonios infelices, del sufrimiento,
enfermedad, dolor y la muerte.
Aprendi que tu tienes que limpiar los inodoros.
Aprendi de un mundo que saben como matar y lo hacen.
Que paso con el tiempo que pensaba que todo el mundo viviria para
siempre, porque no entendia el concepto de la muerte,excepto cuando
perdi a mi mascota?
Cuando pensaba que lo peor que pasaba era que alguien me quitara mi
pelota de jugar o me escogiera de último para ser su compañero de equipo.
Cuando no necesitaba lentes para leer.
Quiero alejarme de las complejidades de la vida y excitarme
nuevamente con las pequenas cosas una vez mas.
Quiero regresar a los dias en que la musica era limpia y sana.
Recuerdo cuando era inocente y pensaba que todo el mundo era feliz
porque yo lo era.
Caminaria de nuevo en la playa pensando solo en la arena entre los
dedos de mis pies y la concha mas bonita que pudiera encontrar sin
preocuparme por la erosión y la contaminación.
Pasaría mis tardes subiendo arboles y montando mi bicicleta hasta
llegar al parque, sin la preocupación de que me secuestren.
No me preocupaba el tiempo, las deudas, o de donde iba a sacar el
dinero para arreglar el carro.
Solo pensaría en que iba a ser cuando grande,
sin la preocupación de lograrlo o no.
Quiero vivir simple, nuevamente.
No quiero que mis días sean de computadoras que se inhiben, de la
montaña de papeles en mi escritorio, de noticias deprimentes, ni de como
sobrevivir unos días mas al mes cuando ya no queda dinero en la chequera.
No quiero que mis días sean de facturas de médicos o medicinas.
No quiero que mis días sean de chismes, enfermedades y la pérdida de
seres queridos.
Quiero creer en el poder de la sonrisa, del abrazo, del apretón de
manos, de la palabra dulce, de la verdad, de la justicia,de la paz, los
suenos, de la imaginación.
Quiero creer en la raza humana y quiero volver a dibujar muñecos en
la arena .......
¡¡¡Oh, Siii !!! Quiero volver a mis 6 años nuevamente
........ y ya esta decidido.
Anónimo

   Espero y sea de su agrado.

Raycherokee10

jueves, 28 de diciembre de 2017

Los dos que soñaron


Platicando con mi amigo y compañero de trabajo Josemario, salio el tema del libro mas vendido de este escritor maleton llamado Paulo Coelho, "El alquimista". Yo sabia el dato de que este libro era plagio de "Las mil y una noche" pero no sabia exactamente de cual cuento, mi amigo me imprimió el cuento que resulto ser "Los dos que soñaron" y esta buenísimo, aquí se los comparto:

Los dos que soñaron 

Cuentan que hubo en el Cairo un hombre poseedor de grandes riquezas. Pero era tan magnánimo y liberal, que todas las perdió menos la casa de su padre, y se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de su higuera y vio en su sueño un hombre que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo: “Tú fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla”.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió su lago viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de las naves de los piratas, de los ríos, de las fieras y de los hombres.

Llegó al fin de Isfaján, pero lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y los dueños se despertaron y pidieron socorro.

Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella encontraron al hombre de El Cairo y lo azotaron con varas de bambú hasta que estuvo cerca de la muerte. A los dos días recobró el sentido en la cárcel.

El capitán lo mando buscar y le dijo: ¿Quién eres y cuál es tu patria? El otro declaró: “Soy de la famosa ciudad de El Cairo, en Egipto y mi nombre es Mohamed El Magrebi”. El capitán le preguntó: “¿Qué trajo a Persia?” El hombre decidió contar la verdad y le dijo: “Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque aquí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que esa fortuna deben ser los azotes que me diste”.

Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio, y acabó por decirle: “Hombre destinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una higuera y luego de la higuera una fuente y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has ido de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas monedas y vete”.

El hombre las tomó y regresó a Egipto. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro.

Espero y resulte de su agrado.

Saludos.

Raycherokee10